De prisionero a héroe interior

De prisionero a héroe interior

Laura Fierro Evans
5 enero 2016

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https://youtu.be/pQVnyXM2zQs


A comienzos de año, escuchando y leyendo tantas metas y objetivos a lograr, me pregunto: ¿Cómo nos hacemos prisioneros de nuestros propósitos de año nuevo? Cuando gran cantidad de todo esto que nos proponemos por alguna mágica razón nunca se cumple, quedamos presos de nuestra propia mente y sin darnos cuenta repetimos este mismo ciclo una y otra vez año con año, cayendo en un hábito mental que cada vez nos aleja más de lo que realmente queremos. Creemos que el 1º de enero todo lo borrará y que “ahora sí” será nuestro año de éxito.

¿Te gustaría en verdad ahora sí tener éxito? Para lograrlo, sugiero hagas un alto en el camino y reflexiones lo siguiente:

¿Qué te hace creer que éstas debían ser tus metas de este año? ¿Qué impulso, qué energía, qué emocionalidad, qué necesidad está detrás de esto que quieres?

A continuación pregúntate: ¿qué efecto emocional me genera? Imagina que todo un año tendrás que estarte moviendo hacia el logro de eso que te propusiste, lo que requiere claridad en la intención y sobre todo, disciplina para avanzar cada día sin detenerte. Si la emocionalidad que te genera, de entrada ya te crea ansiedad o temor a no cumplir, imagina lo que será en unas semanas más.

 Ahora, con esos dos elementos podrás estar en posibilidad de responder ¿Cuál es esa voz interior que está detrás de la meta que te propusiste?

Si la meta te genera ganas de rebelarte desde antes de comenzar y postergas un día y otro el inicio, es que probablemente detrás se encuentre “El perfeccionista” que llevas dentro. ¿Qué caracteriza al perfeccionista? Metas fuera de la realidad y que te hace creer que sí lo puedes lograr. Tiene sus normas claras, y con su rigidez característica, te está recordando todo lo que deberías estar haciendo y no haces. Te hace mirar a la chica con cuerpo de Barbie que pasa junto a ti o al galán tipo Brad Pitt y sabes que quisieras ser tan perfecto como ellos y por más que te lo propongas, nunca lo lograrás. La ansiedad se apodera de ti, pues no importa cuanto te esfuerces en ser la mamá perfecta, la esposa perfecta, la jefa perfecta y la vecina perfecta, todo a tu alrededor conspira para mostrarte cuan lejos te encuentras de la perfección.

Y ahí se activa la siguiente voz interior, la mejor aliada del perfeccionista: “El crítico interno”, con frases como: “Obvio, te lo dije, nunca lo vas a lograr”. El crítico hace que cuando te levantas en la mañana, tus ojos sólo miren las arrugas, la papada, la panza y surge una culpabilidad muy grande. Mientras más culpable te sientes, el crítico atacará más por donde más te duele y el perfeccionista seguirá ordenándote lo que deberías estar ya haciendo, hasta que en algún momento, alguien más entrará en escena.
Hará tal vez entrada triunfal “el Hedonista”, que busca la gratificación inmediata y tiene un apetito insaciable. Es alguien dentro de ti que quiere que cumplas todos tus deseos, desde quedarte en la cama todo el día viendo películas, hasta comprarte un coche con asientos de piel aunque no tengas el dinero para pagarlo. Su naturaleza es seductora y caes en su juego. De entrada su intención es tratar de ayudarte a que te sientas mejor, te da un gustito y luego otro y otro... Hasta que te hace prisionero de ti mismo.
De esta forma, lo que parecía a principio de año una maravillosa y constructiva meta, se convierte pronto en una guerra interna tortuosa, y una serie de conflictos que no te conducen a donde quieres.

Tenemos al carcelero dentro de nosotros. La cárcel de la culpa, de la exigencia, de la perfección. Los barrotes son los pensamientos en que nos vemos atrapados sin salida, día y noche de forma automática. La ventaja es que no tenemos que pagar ingenieros que se capaciten en fabricar túneles por las alcantarillas para liberarnos de nuestra prisión.

Imagina que subes a la copa de un árbol y te observas desde arriba como si fuera una película que cuenta tu historia. ¿Qué diría el guión sobre el prisionero que año con año sueña con escapar pero en lugar de hacerlo se fabrica a sí mismo barrotes cada vez más resistentes?
Respira profundo, como si fueras el director de la película.
Si estás en medio de una película trágica y quieres convertirla en una de acción o en una romántica o de aventuras ¿quiénes deben ser los protagonistas y cuales personajes requieren pasar a un papel secundario dentro de tu elenco personal?

Eleva el nivel de tu atención. Por ejemplo: ¿Qué valores voy a vivir en esta etapa que quiero asumir nuevos retos? ¿Cual es el tipo de relaciones que quiero construir a diferencia de las que no me ayudan? ¿Quiénes serán mis aliados? ¿Cuáles serán las fuerzas que me acompañen?

Darte cuenta de tu diversidad interior te hace conciencia de que eres mucho más que cada una de estas voces. Este es el primer paso para empezar a abrir los barrotes de la mente para liberarte. Esto no significa rechazarlas, ni negarlas, ni tratar de no sentir. Se trata de observarlas y decirles algo como: “perfeccionista, te agradezco profundamente porque gracias a ti me he propuesto metas, me han salido cosas buenas. No me ha ayudado cuando las metas han sido irrealizables pero te agradezco que estés ahí porque sin ti tal vez me hubiera hundido en la mediocridad”.
“Crítico, te agradezco porque puedes ser una pauta para que no me desvíe del camino, sé que tienes la intención de apoyarme a ser mejor, pero el que sólo me sienta culpable por hacer o no hacer lo que tú me quieres imponer tampoco lo voy a aceptar”.
Así, tomas de cada una lo que te alimenta y dejas lo que no te ayuda. Agradeces a cada uno el regalo que te da porque te habita para una función en tu vida, el problema es que cada una de las voces no tiene límites y te lleva al extremo si te dejas.
Desde la copa del árbol evolucionas del prisionero al héroe, te mueves del mundo del hacer al ser. Descubres que eres alguien más allá de lo que haces. Puedes tomar la dirección de tu película y decidir de una vez por todas evolucionar del desequilibrio al equilibrio interno. Esto te liberará de la culpa y te ayudará a estar plenamente presente hoy, caminando ligero como protagonista.

Una mente que cultiva la atención sostenida es tierra fértil para el surgimiento de cualquier tipo de ideas originales y descubrimientos”.
Alan Wallace




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