por Laura Fierro Evans
8 marzo 2017
A
ti, que has seguido la guía de tu corazón para enderezar el camino.
A
ti, que has tomado las riendas de tu vida, después de conocer la amargura de
someterte a los deseos de otro.
A
ti, vencedora de tantas batallas en tu vida, que te han llevado mucho más lejos de lo que jamás soñaste y de lo que nunca hubieran logrado las
mujeres que te antecedieron en tu linaje.
A
ti, que has sabido lo que es el éxito y el fracaso, la felicidad y la
esclavitud, y aún así te levantas y sigues en pie, como guerrera, buscando nuevas oportunidades, aprendizajes y crecimiento.
A
ti, que estás desconectada, buscando, insegura, deseosa de encontrar tu pasión
y conectarla con tus más elevados talentos.
A
ti, que te ha costado reconocer que lo importante no es que tengas la razón,
sino que metas corazón en lo que haces.
A
ti, que ansías conocer quiénes son las fuerzas que dentro de ti manejan los
finos hilos de tus acciones.
A
ti, que has optado por un camino distinto, alternativo, y por las guerras
internas y externas en que te has metido para honrar ser dueña de tu destino.
A
ti, mujer, que vienes de una madre, una abuela, de un linaje de mujeres sin las
cuales tu camino de guerrera no tendría sentido. A ti y a tu capacidad de
honrar tus raíces. A ti, por lo que representas en la comunidad desde tu pasado y tu futuro.
A
ti, que educas niñas y niños en condiciones de igualdad, porque sabes que tus
niñas tienen los mismos derechos, la misma inteligencia y la misma capacidad
para ser personas exitosas y ciudadanas responsables.
A
ti, que a cualquier edad que tengas, te hayas dado oportunidad de experimentar de
nuevo el amor en tu vida y lo vivas desde la dicha, en plenitud y conexión
espiritual, sabiendo que él no es tu dueño sino tu compañero que te complementa
y camina a tu lado.
A
ti, que has necesitado el reconocimiento y la aprobación, después de que tal
vez de niña padeciste la reprobación de otros.
A
ti, que has necesitado mostrar tu poder personal, después de jurar que nunca
más serías humillada de vuelta.
A
ti, mujer, te invito a imaginar un mundo sin mujeres, sin madres, esposas, sin trabajadoras y colaboradoras. Un mundo sin armonía y sin ternura. Y al imaginarlo, dignifica
tu contribución a la vida.
Honra tu ser,
agradece y responsabilízate de tus pensamientos y acciones. Con ellos siembras tu
futuro y el de las siguientes generaciones. Así garantizas la victoria
sostenida, sin tener que emprender batallas inútiles contra el mundo. © 2017 Laura Fierro
Evans. El Pueblito, Querétaro, México.
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