Éxito y fracaso

Laura Fierro Evans

El éxito o el fracaso no son, a fin de cuentas,
 más que manifestaciones de la Naturaleza. 
Yamamoto Tsunetomo

Hay un libro samurái del principios del siglo XVIII que se llama Hagakure, escrito por Yamamoto Tsunetomo y que en español significa “Lo que está oculto bajo las hojas”. He tomado el nombre a modo de metáfora para mi trabajo como coach y consultora de empresas. Y me he inspirado en los contenidos, no sólo de este libro, sino en general de la sabiduría samurái, como una guía con la cual acompaño a mis clientes y ahora a mis lectores en este blog.

Estoy segura de que si los seres humanos de la actualidad aprendemos las verdaderas lecciones que nos han dejado grandes culturas como la samurái, podremos evolucionar de una manera más armónica con el planeta que habitamos.
El libro Hagakure está basado en el código moral de conducta que regía en Japón en ese tiempo: el Bushido, que quiere decir: “El camino del guerrero” y que no es otra cosa que el “camino de la vida”. Si interpretamos desde una perspectiva amplia el concepto, todos somos guerreros porque todos pasamos por esta misma senda que nos va presentando oportunidades de crecimiento, obstáculos a salvar, maestros de vida de los que aprender y sobre todo nos desafía a vencer al mayor de nuestros enemigos: nuestra propia mente y lo que llamaba Buda simbólicamente los “64 000 pensamientos perturbadores” que nos desvían del camino a la iluminación.
No se trata de sentarse a meditar 20 años en una cueva, sino a darnos la oportunidad en la vida que llevamos, de adquirir un nivel de pensamiento y de conciencia que nos conduzcan a desempeños más elevados y por tanto obtener resultados significativamente superiores. 
Sobre todo en quien tiene los destinos de organizaciones y de muchas personas a su cargo queremos ver las cualidades y comportamientos propios de un líder, no por pretender convertirse en un samurái que baje del cielo con su espada y su corcel blanco, sino porque sea alguien que en la calidad de sus acciones y de sus decisiones sea un ejemplo a seguir para el resto. Estamos urgidos de líderes que generen éxito en las organizaciones. 
Y aquí viene la paradoja. Un resultado puede considerarse un éxito, pero si se logró a través de un costo humano grande por el nivel de desgaste, de conflicto o de retrabajos, desde otras perspectivas no será visto como un éxito. De ahí la importancia de preguntarnos: ¿A qué llamamos éxito?
¿Cómo el éxito me conduce al fracaso, y en cambio, lo que creí que era un fracaso es en realidad un éxito visto en perspectiva? La valoración que se dé a ambos depende de variables del espacio y del tiempo desde los cuales se observen. Y del nivel de conciencia con el cual se toman las decisiones. 
¿Cuántas medidas “exitosas” toman nuestros gobiernos, creyendo haber encontrado la solución a un mal, y en un par de meses resultan un fracaso rotundo por la serie de variables que no contemplaron al realizarlas?
Si comenzamos a levantar las primeras hojas para enfocarnos en el éxito, podemos reflexionar en estas palabras: “Cuando tienes la mente en el camino, haces lo que tiene posibilidades de éxito y te abstienes de lo que fracasa; con esto, el país está ordenado. Cuando tu mente se rige por tus instintos, con esto el país se va a la ruina.”
Así que ¿Cuales sucesos te han conducido a mayores aprendizajes en tu vida? ¿Esos a los que llamas éxitos? ¿Los fracasos? 

El Pueblito, Qro, México, 3 octubre 2015
laura@sistemahagakure.com
www.sistemahagakure.com 
 @laufierroe

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